Se desmaya la niebla sobre el cielo escarchado,
Y se viste el paisaje de algodones blancos.
Impenetrables sombras se esconden inclementes,
Mientras se agotan mis fatigados ojos buscando el horizonte.
Cuando convocamos al cielo a que bajase a nuestra vida,
Era azul como el mar, azul como el planeta, azul inmaculado.
¿Por qué ahora sólo las brumas nos andan acechando?
¿Por qué la densa niebla se extiende y se ha quedado?
No tengo ya más fe que la distancia,
Y soñarte bajo un cielo renovado,
Y guardo, como un rayo de esperanza,
La bienvenida del sol que limpie la nostalgia,
Que levante la niebla,
Y te encuentre caminando cogida de mi mano.
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