viernes, 14 de abril de 2017

Perdido

Pasó silbando un verso entre las hojas de las verdes moreras,
y unos labios partieron para besar su tristeza.
Se entrelazaron las ramas en un abrazo indeleble
y los rayos de sol se tornaron endebles.

Mas el beso que el verso prometía,
se perdió como la luna en la alborada,
como se pierde el sonido de un acorde,
como se pierde el amor en la distancia.

Tan cerca lo tuvimos,
tan cerca sibilaba,
que aún lo escucho en mis adentros,
porque ese verso, como el amor,
se clavó en mis entrañas.

Buscando el Sol

Tras una nube blanca el sol se me perdió.
Densa, la niebla a mis ojos niega la distancia.
Las flores se ocultaron en su manto blanco,
mientras se humedecen mis ojos como la verde hierba.
Los pasos que no anduve se perdieron fuera,
tratando de caminar sobre la sombra de sus huellas.
No puedo ver sus ojos de trigo tan dulces y profundos.
No puedo asir sus limpias manos, tan finas y delgadas.
No alcanzo sus cabellos rubios y, como el sol, dorados.
No sé dónde encontrar el roce de sus labios.

Tras una nube negra el sol se me escondió.
He preguntado a la brisa que precede a la tormenta,
a la lluvia que rompe contra las frías piedras,
Son tantos los recuerdos que lo siento tan cerca...
Tan lejanos sus rayos, tan vecina su ausencia.
Ya no sabré mirarme en otros ojos,
Ningunos son tan grandes, casi infinitos.
Ya no podré gozar con otro tacto sin sus manos de seda.
Ya no podré adentrarme en otra boca con promesa de fresa.

En una oscura noche el sol me despidió,
y siendo tan grande el cielo,
habiendo esa gran luna circundada de múltiples estrellas,
mis ojos ya no ven,
mis manos sólo tiemblan,
y en mi voz sólo hay gritos,
reclamando que vuelva.