martes, 29 de noviembre de 2016

Escúchame

Eres una gacela frágil, alegre, saltarina,
Devoto soy de tus brincos sobre el prado verde,
De las caricias encarnadas de salvajes amapolas sobre tu suave vientre,
Del agua fresca salpicada en tu errante deambular indiferente.
Adoro la belleza de tu blanco señuelo siempre alegre,
Y los tiernos cariños que dedicas a tu prole tan frágil, tan endeble.
Mi gacela de sueño, tan vital, tan pendiente,
No hay precaución que valga si entre leones te mueves,
Un zarpazo de fuego,
Un mordisco inclemente,
Y tu cuello quebrado,
Y tu sangre se vierte,
Y se escapa la vida,
Y la vida se pierde.
Mi gacela de sueño, ¿Dejarás que te alerte?
¿Dejarás que mi grito se eleve en el cielo si hay peligro en ciernes?
¿Me prestarás oídos?
¿Me creerás firmemente?
Mi gacela de sueño,
¡Ay, si no vuelvo a verte!

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